Todo lo que necesitas saber antes de someterte a una Mamoplastia de reducción
- por Nicolás Ferrer
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- 08 ago, 2019
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Mamoplastia de reducción

La mamoplastia de reducción
es un procedimiento quirúrgico para corregir la caída y el tamaño de la glándula mamaria, mediante la extirpación del exceso de grasa, tejido mamario y piel. Esta intervención permite lograr unas mamas proporcionadas al cuerpo, ligeras y firmes.
Este procedimiento está indicado para mujeres que desarrollan de manera muy marcada el tejido mamario, y con el paso del tiempo el volumen logra generar dolores de cuello y espalda, irritación cutánea, caída del seno y limitación de ciertas actividades que afectan la autoestima de la mujer.
Por esto, la mamoplastia de reducción es la solución para disminuir el tamaño, corregir los senos caídos y alteraciones en la areola o del pezón, mejorando así considerablemente las molestias físicas.
¿Quién es candidato para una mamoplastia de reducción?
La reducción de mamas se realiza en la mayoría de los casos para mejorar las molestias físicas, más que por motivos meramente estéticos. Frecuentemente las mujeres que se someten a esta intervención, manifiestan que el volumen de las glándulas mamarias (mayor a 34 o 36) interfiere con ciertas actividades cotidianas, desarrolla molestias físicas o simplemente genera insatisfacción visual.
En este sentido, una mamoplastia de reducción se puede realizar cuando las glándulas mamarias se han formado por completo o las molestias físicas son muy importantes. Debes tener en cuenta que aunque este procedimiento no está indicado en lactantes, no perjudica de ninguna manera la funcionalidad del tejido mamario para una futura lactancia.
¿Cuáles son los beneficios de este tipo de intervención?
En la valoración inicial, el cirujano en consulta solicitará un estudio mamográfico, análisis de laboratorios y llevará a cabo una exploración física de la glándula mamaria con el fin de evaluar la forma, el tamaño, y la condición de la piel. De este modo, podrá determinar qué técnicas quirúrgicas son las más indicadas de acuerdo con las características particulares de cada paciente, y puede discutir el tamaño y la forma que tendrán las mamas una vez realizada la intervención. Asimismo, durante este espacio el cirujano te preguntará cuáles son tus expectativas o inquietudes sobre la cirugía.
Durante el procedimiento
La intervención se realiza en quirófano, bajo anestesia general, durante aproximadamente dos horas. Aunque existen variedad de técnicas para realizar la mamoplastia de reducción, en la mayoría de los casos, por una marcación previa se lleva a cabo una incisión en forma de T invertida.
Posteriormente se extrae una cantidad considerable de grasa, tejido mamario y exceso de piel. Se procede a restablecer la areola y el pezón en su nueva ubicación. Frecuentemente la areola mantiene la sensibilidad en su totalidad, cuando las conexiones sanguíneas y nerviosas no son alteradas.
No obstante, en algunos casos es necesario interferir con dichas conexiones para poder desplazarla y reconstruir el tejido, de manera que es posible perder un grado de sensibilidad de forma transitoria, que en cuestión de semanas se recupera por sí sola. Finalmente se cierran las incisiones con puntos reabsorbibles para evitar el incómodo proceso de remoción.
Manejo posoperatorio
Por lo general, las recomendaciones tras una mamoplastia de reducción son muy pocas. Durante los primeros 7 a 10 días, las mamas estarán cubiertas por vendajes de micropore. En algunos casos, el cirujano recetará medicamentos para evitar molestias y le sugerirá durante los primeros dos días aplicar hielo en forma indirecta e intermitente en ambos senos para reducir la inflamación.
En cuanto a los controles, el primero se realiza al segundo día para evaluar la evolución y adaptación de cada paciente. El segundo, se realiza a los 7 días de la cirugía para retirar los vendajes. En algunos casos, el cirujano cree conveniente realizar una ecografía de control, para evitar cualquier complicación.
Por último, deberás utilizar un brasier postoperatorio durante un mes. Finalizado el mes puedes utilizar el brasier de tu preferencia. Usualmente, las pacientes que se someten a este procedimiento, pueden reanudar sus actividades cotidianas después de una semana. Finalmente, ante síntomas como dolor, enrojecimiento, endurecimiento o pérdida de la sensibilidad, debes consultar de forma inmediata con tu médico.
Si deseas obtener información sobre los tipos de técnicas de mamoplastia de reducción o más intervenciones quirúrgicas similares. Visítanos en www.nicolasferrer.com.
Este procedimiento está indicado para mujeres que desarrollan de manera muy marcada el tejido mamario, y con el paso del tiempo el volumen logra generar dolores de cuello y espalda, irritación cutánea, caída del seno y limitación de ciertas actividades que afectan la autoestima de la mujer.
Por esto, la mamoplastia de reducción es la solución para disminuir el tamaño, corregir los senos caídos y alteraciones en la areola o del pezón, mejorando así considerablemente las molestias físicas.
¿Quién es candidato para una mamoplastia de reducción?
La reducción de mamas se realiza en la mayoría de los casos para mejorar las molestias físicas, más que por motivos meramente estéticos. Frecuentemente las mujeres que se someten a esta intervención, manifiestan que el volumen de las glándulas mamarias (mayor a 34 o 36) interfiere con ciertas actividades cotidianas, desarrolla molestias físicas o simplemente genera insatisfacción visual.
En este sentido, una mamoplastia de reducción se puede realizar cuando las glándulas mamarias se han formado por completo o las molestias físicas son muy importantes. Debes tener en cuenta que aunque este procedimiento no está indicado en lactantes, no perjudica de ninguna manera la funcionalidad del tejido mamario para una futura lactancia.
¿Cuáles son los beneficios de este tipo de intervención?
- Brinda forma armoniosa.
- Senos firmes y ligeros.
- Cambio natural en forma y tamaño.
- Permite mejorar la postura.
- Mejora inmediata de las molestias físicas secundarias al volumen.
- Incrementa tu autoestima y confianza.
En la valoración inicial, el cirujano en consulta solicitará un estudio mamográfico, análisis de laboratorios y llevará a cabo una exploración física de la glándula mamaria con el fin de evaluar la forma, el tamaño, y la condición de la piel. De este modo, podrá determinar qué técnicas quirúrgicas son las más indicadas de acuerdo con las características particulares de cada paciente, y puede discutir el tamaño y la forma que tendrán las mamas una vez realizada la intervención. Asimismo, durante este espacio el cirujano te preguntará cuáles son tus expectativas o inquietudes sobre la cirugía.
Durante el procedimiento
La intervención se realiza en quirófano, bajo anestesia general, durante aproximadamente dos horas. Aunque existen variedad de técnicas para realizar la mamoplastia de reducción, en la mayoría de los casos, por una marcación previa se lleva a cabo una incisión en forma de T invertida.
Posteriormente se extrae una cantidad considerable de grasa, tejido mamario y exceso de piel. Se procede a restablecer la areola y el pezón en su nueva ubicación. Frecuentemente la areola mantiene la sensibilidad en su totalidad, cuando las conexiones sanguíneas y nerviosas no son alteradas.
No obstante, en algunos casos es necesario interferir con dichas conexiones para poder desplazarla y reconstruir el tejido, de manera que es posible perder un grado de sensibilidad de forma transitoria, que en cuestión de semanas se recupera por sí sola. Finalmente se cierran las incisiones con puntos reabsorbibles para evitar el incómodo proceso de remoción.
Manejo posoperatorio
Por lo general, las recomendaciones tras una mamoplastia de reducción son muy pocas. Durante los primeros 7 a 10 días, las mamas estarán cubiertas por vendajes de micropore. En algunos casos, el cirujano recetará medicamentos para evitar molestias y le sugerirá durante los primeros dos días aplicar hielo en forma indirecta e intermitente en ambos senos para reducir la inflamación.
En cuanto a los controles, el primero se realiza al segundo día para evaluar la evolución y adaptación de cada paciente. El segundo, se realiza a los 7 días de la cirugía para retirar los vendajes. En algunos casos, el cirujano cree conveniente realizar una ecografía de control, para evitar cualquier complicación.
Por último, deberás utilizar un brasier postoperatorio durante un mes. Finalizado el mes puedes utilizar el brasier de tu preferencia. Usualmente, las pacientes que se someten a este procedimiento, pueden reanudar sus actividades cotidianas después de una semana. Finalmente, ante síntomas como dolor, enrojecimiento, endurecimiento o pérdida de la sensibilidad, debes consultar de forma inmediata con tu médico.
Si deseas obtener información sobre los tipos de técnicas de mamoplastia de reducción o más intervenciones quirúrgicas similares. Visítanos en www.nicolasferrer.com.